Article  | 

¿Cómo serán las empresas del futuro?

SHARE

Reading Time: 3 minutes

Pep Viladomat – Expert Associate Partner del programa Leap de Mckinsey

 

La innovación es la estrategia más efectiva que las empresas tienen para seguir creciendo de un modo sostenible e inclusivo, sostiene Pep Viladomat (Barcelona, 1981), que lleva más de 20 años inmerso en el ecosistema europeo de startups y participó en las etapas embrionarias de The Collider – MWCapital Barcelona. Ha fundado diversas compañías digitales y que actualmente forma parte del equipo directivo del programa LEAP de la consultora McKinsey. Además de estar innovando continuamente, las empresas deben ser resilientes, en el sentido de ser capaces de superar los obstáculos que se les vayan presentando y de adaptarse a la nueva realidad del mercado, añade Viladomat. La innovación constante es lo que permite a las empresas, sean grandes o pequeñas, ir adaptándose a la realidad cambiante del mercado.

 

A las organizaciones se les presentan continuamente nuevas oportunidades para crecer, introducirse o afianzarse en nuevos mercados, dependiendo del momento y del sector, pero estas oportunidades se presentan en espacios temporales concretos siempre tienen fecha de caducidad, destaca el directivo de McKinsey. No es lo mismo, por ejemplo, la innovación que tiene que realizar una empresa dedicada a la moda en el vestir, que funciona con ciclos muy cortos, que una empresa de telecomunicaciones, con desarrollos tecnológicos que se presentan generalmente cada década y después se van desarrollando y madurando. La duración de los ciclos, cortos o largos, depende en gran medida del sector en que se está o se quiere introducir.

 

Estudios realizados por la propia McKinsey revelan que la inversión en innovación es la más rentable y la que más hace crecer a una compañía. Según sus cálculos, el 10% de las empresas que más crecen invierten 2,6 veces más que el resto de las empresas. Desgraciadamente, las empresas españolas invierten en innovación en torno al 2,2% de sus capacidades, cuando la media mundial es del 3,9%. Esto supone que en España se destina a innovación casi la mitad menos que la media global. Pero este nivel tan bajo también supone que en España se tiene mucho recorrido para crecer gracias a la innovación, apunta Viladomat.

 

Innovación sostenible, inclusiva y ágil

 

El objetivo de la innovación es favorecer el crecimiento de la empresa, pero de un modo sostenible e inclusivo. Ya hace algunos años que es obligatorio que el crecimiento se realice de un modo sostenible en el tiempo, porque de lo contrario acabará pasando factura a la empresa, y también se debe hacer de forma inclusiva, de manera que nadie se quede atrás. Identificar los nuevos negocios que van surgiendo cobra cada vez más importancia para las empresas más innovadoras, especialmente en la última década. El seguimiento y la oportunidad que permiten dichos nuevos negocios son cruciales para las empresas que quieren seguir creciendo y no quedarse estancadas. La dinámica de los mercados es cada vez más acelerada y nadie puede permitirse el lujo de perder oportunidades de negocio.

 

Cada empresa, evidentemente, debe rastrear las oportunidades de innovación según su tamaño y el sector al que se orienta. Las grandes compañías que están muy establecidas en un segmento de mercado determinado tienen a su alcance mucha información y pueden detectar con antelación las oportunidades respecto a las pequeñas empresas. Pero esas grandes empresas suelen ser mucho menos ágiles que las pequeñas, con lo que estas últimas también tienen muchas oportunidades. Lo ideal, claro está, es ser muy ágil cuando se detecta una buena oportunidad de negocio, precisa Viladomat.

 

A menudo se menciona Silicon Valley como ejemplo de un modelo donde continuamente surgen muchas startups y donde las nuevas oportunidades de negocio se desarrollan o mueren muy rápidamente, de forma orgánica. También está estudiado el papel de los grandes centros de investigación de Estados Unidos en los últimos 50 o incluso 70 años, donde el apoyo gubernamental ha sido clave, sobre todo para el desarrollo de tecnología inicialmente militar que después ha tenido aplicación civil. En Europa, esta transferencia de tecnología de los grandes centros de investigación a las empresas no ha tenido un gran auge, pero Viladomat tiene la impresión de que tampoco conviene forzar las situaciones. Se puede incentivar y es preciso apoyar a los doctorandos que quieren convertirse en empresarios, pero se corre el riesgo de convertir a personas muy brillantes, con talento para desarrollar ciencia y tecnología, en empresarios mediocres, opina el directivo.

 

En definitiva, destaca Pep Viladomat, la innovación es fundamental en cualquier empresa. Para ello, se tienen que dominar de forma profunda y concienzuda las tecnologías subyacentes del sector al cual se quiere penetrar y estar continuamente al día de los avances y de las oportunidades de negocio que vayan surgiendo. Y decidir rápidamente cuando se considere que es el momento adecuado, porque otras muchas empresas están haciendo lo mismo.