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La industria del entretenimiento apuesta por modelos híbridos con experiencias offline que fidelicen al público

La solución a la crisis que ha experimentado el último año la industria cultural del entretenimiento pasa por tratar de singularizar experiencias online, añadiendo un componente presencial que permita generar un vínculo con el público. Esta es una de las conclusiones a la que han llegado los agentes más destacados del panorama cultural de Barcelona, quienes han debatido sobre el presente y el futuro del sector en un contexto Covid.

Mobile Week Barcelona ha reunido en una mesa redonda sobre el futuro de la industria del entretenimiento al director editorial y cofundador de Filmin, Jaume Ripoll; a la general manager del Festival de Sitges, Mónica García; a la responsable del Equipo Artístico en la Sala Apolo, Naiara Lasa; al director del Cruïlla Barcelona, Jordi Herreruela; al director de Innovación y Desarrollo Corporativo del Primavera Sound, Daniel Fletcher; y al concejal de Turismo e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Marcé.

Tras un año de reinvención para la industria del entretenimiento, el streaming se ha revelado clave para la realización de eventos masivos. No obstante, el principal inconveniente que enfrenta la cultura retransmitida vía online es la dificultad para generar una interacción directa con el público. Por ello, los asistentes a la mesa redonda de Mobile Week Barcelona apuestan por modelos híbridos, con la inclusión de experiencias innovadoras que permitan la asistencia presencial y que garanticen la seguridad del público.

La crisis que ha experimentado la cultura en este año de pandemia ha potenciado la creatividad que caracteriza al sector, siempre buscando garantizar la seguridad y recuperar la confianza de las autoridades y, por supuesto, del público. En palabras del director de Innovación y Desarrollo Corporativo del Primavera Sound, Daniel Fletcher: “No hemos parado de probar y experimentar modelos y experiencias, hemos generado mucho aprendizaje con el único objetivo de poner soluciones sobre la mesa que puedan ayudar no solo a nuestro sector, sino que puedan ser un referente para todos”.

Tras declararse el estado de alarma en el mes de marzo de 2020, el sector de la cultura se vio obligado a paralizar su actividad por completo y a reinventar nuevas formas de llegar a la ciudadanía que, más que nunca durante el confinamiento, necesitaba de expresiones culturales para divertirse. En este sentido, el director del Cruïlla Barcelona, Jordi Herreruela, apunta: “Por nuestra experiencia en eventos multitudinarios, somos los mayores expertos en gestión de masas y controles de acceso. Cuando nos reactivamos en verano, demostramos que éramos capaces de hacer cultura y entretenimiento con total seguridad”.

A nivel nacional, el sector cultural perdió el 29% de los ingresos presupuestados para 2020 y este año también se espera una fuerte pérdida de ingresos. Gran parte de las plantillas en ERTE y sin un calendario de apertura todavía claro es la realidad que experimentan las salas de concierto. Pese a ello, la responsable del Equipo Artístico en la Sala Apolo, Naiara Lasa, enfatiza que “este año nos ha servido para unirnos como sector, hemos analizado nuestras debilidades y planteado soluciones para una realidad que se ha convertido ya en una necesidad social para los ciudadanos”. Un ejemplo de ello fue el ensayo clínico que se llevó a cabo en la Sala Apolo con casi 500 asistentes y que demostró ser un éxito sin causar ningún contagio.

Además de buscar soluciones dentro del panorama cultural de Barcelona, también han tenido que fijarse en el internacional. La general manager del Festival de Sitges, Mónica García, comenta: “Hemos aprendido de lo que se estaba haciendo en otras partes, pese a que la liturgia de un festival de cine favorece ciertas medidas de seguridad como la distancia, aun así, hemos tenido que trabajar durante más de 6 meses en ajustar protocolos para que el Festival pudiera llevarse a cabo con un resultado buenísimo”.

La situación del sector también ha supuesto un desafío desde el punto de vista tecnológico, poniendo a prueba los servidores con la multiplicación de las conexiones y el aumento del consumo en plataformas. El director editorial y cofundador de Filmin, Jaume Ripoll, señala que “la pandemia irrumpió cuando la industria del cine alcanzaba cifras récord, pero, por suerte, la experiencia nos permitió afrontar la situación. Hemos colaborado con festivales y prestándoles nuestra ayuda para que los eventos salieran adelante. Hemos conseguido darle un valor extra a aquello que vemos en casa”.

Por su parte, el concejal de Turismo e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Marcé, ha destacado que “la cultura es una industria muy resiliente con una gran vocación que sabe combinar la creatividad y la economía de la mejor manera posible”. Y enfatiza: “la pandemia ha demostrado que la cultura es básica, es el alimento para el progreso de la sociedad”.

La industria del entretenimiento volverá a ponerse a prueba el próximo 27 de marzo cuando el Palau Sant Jordi acoja un concierto con 5.000 espectadores de Love of Lesbian. Este evento será la segunda parte del ensayo clínico de diciembre en la Sala Apolo, contará con la supervisión de un equipo de investigadores, una nueva oportunidad para demostrar que la cultura es segura y un paso más hacia la reanudación de su actividad.