Lucas Hunter, Director Ejecutivo Interino de B Lab Spain
La tecnología se ha consolidado como un eje vertebrador del progreso humano. Su capacidad para conectar, transformar y escalar soluciones es incuestionable. La digitalización, en particular, ha revolucionado la forma en la que trabajamos, nos relacionamos y comprendemos nuestro entorno. Sin embargo, en un mundo marcado por límites planetarios y desigualdades sociales persistentes, esta transformación digital no puede ser meramente eficiente o innovadora: debe ser justa, inclusiva y regenerativa.

Avanzar hacia una digitalización regenerativa implica ir más allá de la sostenibilidad. Ya no basta con reducir daños o mitigar impactos negativos: es imprescindible diseñar sistemas tecnológicos que restauren ecosistemas, fortalezcan comunidades y contribuyan a cerrar las brechas estructurales que afectan a millones de personas. El futuro que necesitamos no es simplemente digital: es un futuro en el que la tecnología esté profundamente al servicio de las personas y el planeta.
Para ello, sostenibilidad regenerativa y tecnología no deben evolucionar en paralelo, sino entrelazarse de manera estratégica y deliberada. Esta visión demanda un compromiso firme y transversal de todos los actores: empresas, administraciones públicas, tercer sector, academia y ciudadanía. Es momento de fomentar la colaboración radical y de construir infraestructuras tecnológicas con impacto positivo, medible y escalable.
Alianzas que regeneran el futuro
En el movimiento B Corp, trabajamos desde esa convicción. Creemos en el potencial de la tecnología, no solo como palanca de competitividad y adaptación para las organizaciones, sino como una herramienta esencial para afrontar los grandes retos globales: la emergencia climática o la injusticia social. Y así lo demuestran múltiples empresas B Corp con base tecnológica como Too Good To Go, una app que conecta tiendas, restaurantes y consumidores para salvar el excedente de comida y luchar contra el desperdicio alimentario; o Northius, una plataforma digital que busca hacer accesible la educación a todas las personas para mejorar su empleabilidad. Ante desafíos de esta magnitud, reafirmamos la necesidad de anticiparnos más allá de reaccionar, innovar con responsabilidad y cooperar a gran escala para acelerar un cambio verdaderamente transformador.
Por eso, celebramos las alianzas que no solo suman, sino que multiplican el impacto. La colaboración del movimiento B Corp con la Fundación Mobile World Capital Barcelona y su comunidad nace de esa visión compartida: impulsar un ecosistema digital con propósito, orientado a generar un impacto positivo a nivel económico, social y ambiental. Este compromiso no es simbólico ni pasajero: es una apuesta decidida por un modelo tecnológico más equitativo y regenerativo.
El plan de acción conjunto entre ambas entidades se ha ideado bajo el marco de la estrategia de sostenibilidad de la MWCapital y con la voluntad de impulsar en el ámbito digital los altos estándares de impacto promovidos por el movimiento B Corp. Entre las acciones contempladas, no sólo destaca el lanzamiento de los MWCapital Awards para reconocer empresas tecnológicas con impacto, cuya ceremonia se celebró este pasado 12 de junio de 2025, sino también el impulso de un amplio estudio conjunto sobre el estado de la sostenibilidad del ecosistema digital en España, entre otras acciones.
De la sostenibilidad a la regeneración: un nuevo horizonte para la innovación tecnológica
Hablar de transformación, hoy, exige una mirada regenerativa. Esta perspectiva no se limita a evitar el daño, sino que promueve la restauración activa de sistemas deteriorados. El ecosistema tecnológico tiene la capacidad, y la responsabilidad, de liderar esta transición. No basta con crear soluciones sostenibles. Es esencial que estas soluciones estén diseñadas para sanar, reparar y crear nuevas oportunidades para las personas y el planeta.
Y eso implica también hacer la digitalización más accesible, justa e inclusiva. No se trata solo de conectividad, sino de democratizar el acceso a la información y al conocimiento, a la capacitación y a la participación plena en la economía digital. El verdadero poder de la tecnología está en su capacidad para cerrar brechas, crear igualdad de oportunidades y catalizar un desarrollo regenerativo para todos.
En definitiva, los desafíos que enfrentamos requieren enfoques éticos y transformadores. La tecnología no es neutra: los valores que guían su desarrollo, como la transparencia, la equidad o la responsabilidad, definirán su impacto real. Es urgente replantear los fundamentos que sostienen la inteligencia artificial, el big data o los algoritmos, y garantizar que estén al servicio de las personas y del bien común.
Contamos con herramientas de un potencial transformador inmenso. Pero también con una responsabilidad proporcional a ese poder. No basta con imaginar un futuro mejor: debemos construirlo con herramientas que reparen, incluyan y dignifiquen. La tecnología está en nuestras manos. Hagámosla verdaderamente regenerativa.
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